Tecnología y Producción Musical: mis artículos para la revista sound:check

Tecnología y Producción Musical: mis artículos para la revista sound:check

Desde octubre de 2019, tengo la fortuna de colaborar en la revista sound:check como articulista para la columna de “Tecnología y Producción Musical”. El objetivo de mis textos ha sido el presentar de una manera simple ­–pero sin simplificar demasiado– las diferentes maneras en que los músicos pueden aprovechar las herramientas que les otorga la tecnología actual.

Esperando que les sea de interés y utilidad, comparto aquí la enumeración de mis artículos publicados a la fecha.

1. Octubre 2019

¿Qué diablos es el MIDI?

2. Noviembre 2019

Qué es –y qué no es– un programa secuenciador?

3. Diciembre 2019

Instrumentos eléctricos, electrónicos y electrófonos: ¿cuál es la diferencia?

4. Enero 2020

Un acercamiento al lenguaje MIDI. (1a. parte)

5.Marzo 2020

Un acercamiento al lenguaje MIDI. (2ª. parte)

6. Abril 2020

Instrumentos musicales que no suenan: los controladores.

7. Mayo 2020

Siete programas para crear música.

8. Junio 2020

De la grabación analógica a la digital.

9. Julio 2020

Tres generadores de sonido similares.

10. Agosto 2020

Entrenamiento auditivo para ingenieros de audio.

11. Septiembre 2020

Bibliotecas y editores de patches.

12. Octubre 2020

Una bocina llamada Leslie

13. Diciembre 2020

¿Qué es una forma de onda?

14. Febrero 2021

Audio digital y MIDI: juntos pero no revueltos.

15. Mayo 2021

La Caja de Ritmos.

16. Julio 2021

El melotrón: precursor del sampler.

17. Septiembre 2021

La desmaterialización en la música y los instrumentos virtuales.

18. Diciembre 2021

El estudio de grabación como herramienta de composición

19. Abril 2022

Yamaha y la síntesis por FM

La UPIC: un instrumento para la creación

La UPIC: un instrumento para la creación

Nota y advertencia: este artículo fue escrito a finales de 1989 para la revista Harmonium de la Sociedad de Alumnos de la Escuela Nacional de Música de la UNAM.

La UPIC literalmente es Unidad Poliagógica e Informática del CEMAMu (Centre d’Etudes de Mathématique et Automátique Musicales) y técnicamente es un equipo computacional que nos ayuda a hacer música. Consta de una microcomputadora, una mesa gráfica con lápiz electromagnético, un convertidor analógico/digital y digital/analógico y una serie de poderosos programas informáticos; todo esto complementado con equipo sonoro de amplificadores, bocinas y magnetófonos.

En esta máquina el proceso de invención musical parte desde la creación de los elementos constitutivos del sonido, como la forma de onda (la forma de la variación de la presión atmosférica la cual será aplicada en el tímpano 440 veces por segundo, si el sonido que escuchamos es de 440 hertz) –es decir, el timbre–, la envolvente (evolución de la intensidad del sonido en el tiempo), hasta la determinación de la altura y duración de los sonidos (el equivalente a nuestro sistema de pautas y figuras rítmicas).

A diferencia de los sintetizadores que ya tienen un banco de sonidos preestablecidos, “de fábrica”, en la UPIC se tiene que empezar por ir creando un banco de timbres y envolventes, además de que no está limitada por un teclado para usar solo 12 notas, sino que se pueden usar todas las alturas posibles.

La forma en que se logra esto es a través de la mesa gráfica (de 1m2 aproximadamente y cubierta con un papel milimétrico para precisar los ejes) en la cual se dibuja con un lápiz electromagnético cada uno de los elementos de nuestra música: forma de onda, envolventes, altura y duración del sonido. Todo lo que se va dibujando es mostrado en la pantalla gráfica. De esta manera es posible obtener un centenar de envolventes, y un centenar de timbres, mucho más que los disponibles en una orquesta clásica. Incluso podemos grabar sonidos externos, ya sean de instrumentos musicales o no, y visualizar la forma de onda y envolvente de los mismos, pudiendo automáticamente extraer una parte de ellos y obtener así un nuevo timbre o envolvente compleja que serían imposibles de dibujar con un simple trazo de la mano.

Centrémonos ahora en lo que sería la composición de la música en sí. Podemos ver la mesa gráfica como un sistema de dos ejes en donde el vertical representa la altura y el horizontal el tiempo. Cada línea que tracemos o “arco de sonido” se puede afectar con un timbre, una envolvente y una intensidad; se pueden dibujar hasta 64 o 256 arcos simultáneos (depende de la versión de la máquina) que sonarán al mismo tiempo, y todo el dibujo puede contener un poco más de 2000 arcos. El compositor no estará limitado por una escala o serie de sonidos, y podrá dar rienda suelta a su creatividad para formar melodías, armonías, nubes de sonido, ritmos de toda índole, glissandi, etc. Una vez terminado el dibujo se le ordenará a la computadora que calcule la página, indicándole que duración y que ámbito queremos, pudiendo es­cuchar una misma página con una duración de un cuarto de segundo o hasta de una hora, y escucharla en un ámbito en donde todo el eje vertical cubra un semitono o hasta 10 octavas.

Esto no significa que se obtenga música a partir de dibujos o que se pueda “escuchar” un dibujo, sino que es música que la graficamos en forma de líneas para que la máquina entienda. Como comentaba Alain Despres, el director de los talleres de la UPIC, alguien dibujó alguna vez a Marilyn Monroe y el retrato se veía muchas veces mejor de lo que se escuchaba.

De modo general, éstas son las principales características y posibilidades de la UPIC, posibilidades que van en aumento año con año ya que la UPIC está en constante desarrollo a la par que los progresos de la informática. Hay que aclarar que la versión que estamos describiendo, y que tuvimos la oportunidad de manejar en el curso que se dió aquí en la Escuela Nacional de Música el año pasado (1988), es la cuarta versión de este sistema creado en 1978 en el CEMAMu por un equipo de ingenieros guiados por el compositor Iannis Xenakis, quien concibió la idea que produjo la UPIC.

Claro que también tiene limitaciones, por ejemplo, no puede realizar la reverberación. Y una desventaja que le vemos es que prescinde por completo del intérprete, es decir, en un concierto de música hecha por medio de la UPIC, el intérprete ya no ejecuta la música sino que se limita a mover los botones de la consola que controlan la salida dcl sonido por las bocinas…, bueno, decimos que es desventaja porque el que escribe esto es un instrumentista, pero posiblemente para un compositor sería una gran ventaja, ya que implicaría la relación directa de su obra, tal como la concibió, con el oyente, un tanto como la relación entre el cuadro de un pintor y el público que lo observa. En éste sentido el trabajo del compositor se acerca más al trabajo del artista plástico y también en el hecho de que, así como el escultor trabaja con la piedra directamente, el compositor, por medio de la UPIC, trabaja directamente con el sonido, el que es el verdadero material musical, y ya no trabaja sobre una hoja pautada repleta de signos que no son música.

Afortunadamente, el uso de la UPIC no se restringe nada más a los compositores; por el contrario, toda persona. desde un niño hasta un adulto de cualquier profesión, puede usarla, ya que no se necesita ningún conocimiento informático, ni haber cursado solfeo tradicional, para hacer música en ella. Incluso puede ser utilizada por físicos especializados en acústica, pedagogos, constructores de instrumentos, investigadores, etc.

La UPIC es una gran herramienta para crear música, muy poderosa, es cierto, pero si el compositor no tiene talento los resultados serán pobres, y si, por el contrario, se trabaja con creatividad la creación musical seguramente valdrá la pena.

«Subliminal» –pieza para cello y electrónica de Salvador Govea

«Subliminal» –pieza para cello y electrónica de Salvador Govea

Subliminal

Cada día nos preguntamos y damos respuesta a muchas preguntas sobre nuestros sentimientos y elecciones. Nuestras respuestas suelen tener sentido, pero a pesar de ello son del todo equivocadas.
Leonard Mlodinow

Creemos tener control de nuestros actos. Inventamos multitud de razones y armamos un complejo entramado de argumentos para justificar nuestras acciones. La mala noticia es que mucho de lo que hacemos y decidimos está por debajo del umbral de nuestra consciencia, es decir, es subliminal. Tendemos a actuar bajo esquemas preestablecidos y somos dirigidos a cada momento por nuestros prejuicios. ¿Por qué utilicé tal acorde?, ¿por qué la melodía tiene ese contorno?, ¿cómo llegué a estructurar la pieza de esa manera? Podría justificarlo de forma lógica y escribir veinte cuartillas sobre el tema… pero nos estaríamos engañando: la mayor parte de eso lo decidió mi inconsciente. Así que, mejor te invito simplemente a escuchar y conocer un poco de mi vida subliminal.

 

 

¿Qué diablos es el MIDI?

¿Qué diablos es el MIDI?

Cada cierto tiempo, me encuentro en foros de internet mensajes como este: “Hola, ¿alguien por aquí que me venda un MIDI? Que sea bueno, bonito y barato”. Después de una buena dosis de comentarios burlones, alguien se toma la molestia de preguntarle “¿Qué es lo que buscas? Un teclado MIDI, un controlador MIDI, un cable MIDI, una interfaz MIDI, ¿nos puedes describir qué es lo que necesitas para poder ayudarte?” Por otro lado, también se encuentran anuncios del tipo “Vendo paquete de 100 MIDIS con éxitos de música tropical”. ¿100 MIDIS?, ¿cómo es posible? Una persona quiere comprar un MIDI y otra ofrece 100 MIDIS; es evidente que están hablando de cosas diferentes. Así que, aquí va mi intento para disipar la confusión.

MIDI es lo que llaman en informática un “protocolo” es decir un “conjunto de reglas que se establecen en el proceso de comunicación entre dos sistemas” –simple definición de la Real Academia Española. Estos dos sistemas que se quieren poner en comunicación son dos instrumentos musicales digitales, y precisamente ese es el significado de MIDI: Interfaz Digital para Instrumentos Musicales (Musical Instrument Digital Interface). Para clarificarlo es necesario mostrar algunos ejemplos.

Al trabajar en un estudio de grabación, es común que el tecladista tenga que grabar varias veces una línea melódica con timbres diferentes de diversos sintetizadores y crear así muchas capas de sonidos que realcen y den mayor fuerza a esa melodía. Esto producirá un buen resultado en la grabación pero cuando se necesite recrear ese sonido en el concierto se requerirán algunos músicos más para que toquen esa melodía al unísono. Sería mejor poder conectar los diferentes sintetizadores con algunos cables, que un solo tecladista tocara la melodía en alguno de ellos y que todos los teclados conectados sonaran las mismas notas ejecutadas por el músico. Esto no se podía hacer antes de la invención del MIDI. Bueno, podía hacerse si todos los teclados eran de la misma marca pero querer mandar la información de un teclado Yamaha, a un Kawai, o a un Korg era imposible porque cada uno de ellos tenía sus propias maneras de manejar y codificar su información.

Un problema similar ocurría con los secuenciadores –programas que graban y reproducen las interpretaciones llevadas a cabo en un teclado, u otro instrumento, electrónico–, ya que el secuenciador de Sequential Circuits sólo podía trabajar con teclados de la misma marca y el sintetizador Roland requería forzosamente un secuenciador Roland. Cada marca, cada compañía, tenía sus propios métodos para mandar y recibir señales de control.

Es entonces que se ve la necesidad de interconección, de que instrumentos fabricados por distintas compañías puedan intercambiar mensajes entre ellos. A principios de los ochenta se llevaron a cabo varias reuniones entre industriales de la música, siendo cinco compañías las que al final respaldaron la idea de un lenguaje de comunicación entre instrumentos digitales: Sequential Circuits de Dave Smith –uno de los principales programadores del MIDI–, y las empresas japonesas Korg, Kawai, Roland y Yamaha.   En enero de 1983 en la convención de la NAMM (National Association of Music Merchants) se presentó el MIDI ante el público en general con una demostración en la que se conectaron y se comunicaron exitosamente un Prophet-600, de Sequential Circuits, y un Roland JP-6.

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Puertos MIDI de Prophet-600

¿Cómo se realizó esa conección? Cada teclado contaba con dos puertos MIDI, uno con la etiqueta “Out” –del que sale la información– y otro con la etiqueta “In” –por donde recibe la información. Utilizando dos cables MIDI, se conecta uno de ellos del Out del Prophet al In del JP-6 y el otro cable del In del Prophet al Out del JP-6. De esta forma, se pueden pulsar las teclas del Prophet y se escuchará este instrumento al mismo tiempo que el Roland. Y viceversa, tocando sólo el Roland podrán escucharse los dos sintetizadores. Esto resuelve el problema de reproducir en concierto, con un sólo tecladista, las múltiples sobregrabaciones de la melodía que hicimos en el estudio.

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Cable MIDI

Debe quedar muy claro que los cables MIDI no transportan sonido. Cuando controlo un instrumento con otro, lo que viaja por los cables son mensajes que indican que tecla se pulsó, con que intensidad y duración, los movimientos de la rueda de modulación, en qué instantes presione y solté el pedal, etc. Esto queda demostrado con cierto tipo de instrumentos llamados controladores MIDI; si se observa su parte posterior, se notará que no tiene salidas de audio, sólo un puerto MIDI OUT por el que puede mandar los mensajes necesarios para controlar un instrumento con puerto MIDI IN que responderá a los mensajes recibidos produciendo el sonido que se escuche. Existen toda una serie de controladores MIDI que no son de teclado, como controladores de percusión, de aliento, tipo guitarra, entre otros. Nuevamente: estos no suenan sólo controlan a través del envío de mensajes MIDI –y por eso se les llama controladores.

Una de las preguntas más comunes entre los principiantes es: “Un amigo me presta un sintetizador X que tiene unos sonidos fabulosos ¿puedo pasar esos sonidos a mi sintetizador Z por medio del MIDI?” No, imposible. Cada sintetizador tiene sus propios métodos de generación de sonido, por lo que un modelo diferente de sintetizador no podría entender la información que se le enviara. Sin embargo, si se tuvieran dos sintetizadores de exactamente el mismo modelo, sí sería posible mandar los datos de los sonidos de uno a otro a través de un cable MIDI.

A 35 años de su invención, el protocolo MIDI sigue siendo de enorme utilidad para los músicos. Además de controlar instrumentos electrónicos y de grabar nuestras interpretaciones en un secuenciador, el MIDI se usa para crear bibliotecas y editores de timbres de sintetizadores, para crear partituras en un programa de notación musical y hasta para componer una obra electroacústica. Un músico que no utilice el MIDI se perderá de valiosas herramientas que pueden aumentar su productividad, facilitar su vida profesional y hasta brindarle importantes oportunidades de trabajo.

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Interfaz MIDI

Entonces, cuando alguien quiere comprar “un MIDI” puede referirse a un teclado o instrumento MIDI, a un controlador MIDI o tal vez a una interfaz MIDI –dispositivo que es necesario para que tu instrumento MIDI se comunique con tu computadora. Y si alguien busca “MIDIS de pop en español” se estará refiriendo a archivos digitales con información MIDI que describen una serie de piezas del estilo requerido. Así que ya no hay pretextos, usemos la terminología correcta para entendernos claramente.

 

 

 

Qué es –y qué no es– un programa secuenciador

Qué es –y qué no es– un programa secuenciador

Un programa o aplicación es, para decirlo brevemente, un conjunto ordenado de instrucciones que le indican a la computadora como llevar a cabo una tarea específica. El secuenciador es uno de los programas de mayor uso entre los músicos y la tarea principal que lleva a cabo es la reproducción automática de música. Sin embargo, esta definición es imprecisa porque esta tarea también la realizan un reproductor de discos compactos o de archivos MP3. Entonces, ¿cuáles son las diferencias?

Si alguna vez fuimos lo bastante curiosos como para desarmar una cajita de música, pudimos observar una serie de barritas metálicas, dispuestas progresivamente según su tamaño, que eran accionadas por las clavijas que se encontraban en un cilindro giratorio, produciendo de esa forma una melodía y su acompañamiento.

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Caja musical

Un instrumento similar a la caja de música es la pianola: un piano con un mecanismo añadido hace posible reproducir una pieza musical de manera automática. La pieza a reproducir viene «escrita» en un rollo de papel perforado que acciona las teclas y nos da así el resultado sonoro deseado.

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Pianola

Estos dos ejemplos son sólo variaciones de una misma idea. La función del cilindro en la caja de música es la misma que la del papel perforado en la pianola: ambos dispositivos no guardan los sonidos en ellos, sino que accionan los mecanismos que producen la música, es decir, contienen las instrucciones de qué barras metálicas –en el caso de la caja de música– o qué teclas –en el caso de la pianola– se escucharán en cada momento.

Regreso al programa secuenciador. Si conecto un sintetizador –o algún otro teclado electrónico MIDI– a una computadora con un secuenciador ejecutándose y acciono el botón de reproducción (play) de este último, podré escuchar en las bocinas una serie de notas con un timbre, por ejemplo, de piano; pero si yo cambio en mi sintetizador el sonido de piano por uno de flauta y oprimo de nuevo play. escucharé la misma serie de notas con sonido de flauta; si cambio en el teclado a un sonido de marimba y lo vuelvo a reproducir escucharé lo mismo pero con el nuevo sonido; y así puedo continuar cambiando sonidos y escuchando la serie de notas con distintos timbres. Este ejercicio demuestra que lo que almacena el secuenciador no es el resultado sonoro –como lo haría una grabadora. Luego, entonces, ¿qué es lo que guarda el secuenciador?

Cada vez que se da click en el botón de reproducción el secuenciador manda al teclado una serie de números que corresponden a las teclas que debe de sonar así como con qué intensidad y con qué duración. Se puede decir que el secuenciador y el sintetizador forman lo que sería una versión electrónica de la pianola. De hecho, si vemos un representación de esta serie de notas en nuestro secuenciador, se parecerá bastante al rollo de papel perforado.

¿Como se guarda esa información en el secuenciador? Muy simple: se acciona un botón de record, se toca una melodía en el sintetizador, y terminando de tocar se presiona stop. Es así que la serie de teclas pulsadas quedan grabadas en la memoria de la computadora. Para confirmarlo, presionamos play y se escuchará la melodía exactamente como se tocó, con el mismo ritmo, la misma intensidad de cada nota y hasta con los mismos errores de ejecución. Después se pueden grabar más instrumentos mientras se escuchan los que ya se grabaron –para tocar en sincronía con ellos– y añadir melodías secundarias, partes armónicas, una guitarra rítmica, varias percusiones con diferentes patrones, etc., y crear así una orquestación compleja.

A cada tecla que se pulsa en el instrumento le corresponde un único número y la serie de números que representan una melodía van a quedar grabados en el secuenciador. Además de existir números para cada tecla, hay números que describen otra serie de parámetros, como:

La intensidad con que se tocó cada nota,
La posición de la rueda de afinación (pitch bend) en cada momento,
La posición de la rueda de modulación (modulation wheel),
El accionar del pedal de sostenimiento (sustain pedal),
El movimiento del pedal de volumen,
La presión ejercida sobre la tecla después del ataque inicial (aftertouch), entre otros.

Por lo tanto, al momento de presionar el botón de grabación, el secuenciador grabará no sólo las teclas pulsadas sino también otras acciones que se lleven a cabo en el instrumento durante la interpretación, como pisar algún pedal, mover la rueda de afinación o un potenciómetro, ejecutar un aftertouch, etc. Y, por supuesto, todos esos números correspondientes a las acciones realizadas se mandarán al sintetizador cuando se ordene reproducir. Todo este conjunto de información es parte de una especie de lenguaje para instrumentos musicales llamado “MIDI” (interfase digital para instrumentos musicales).

Ahora se puede definir el secuenciador de una manera más precisa. El secuenciador es un programa que graba información en la memoria de la computadora acerca de una interpretación realizada en un instrumento electrónico. El secuenciador no graba el sonido en sí mismo, sino que graba información digital (números) que describe que teclas fueron pulsadas, la relación de tiempo entre ellas y diversos mensajes MIDI (como pitch bend, modulation wheel, etc.). Para que la ejecución sea grabada y reproducida el secuenciador necesita de un instrumento electrónico capaz de entender estos mensajes, esto es, un instrumento MIDI.

Una vez que se tiene una secuencia de notas y demás parámetros grabados en el secuenciador, lo más probable es que se necesite hacer algunos cambios en ellos. Los procesos con los que se modifican estos datos se les llama “funciones de edición”. Estas ediciones nos permiten cambiar las notas erróneas, borrar las notas extra que tocamos por accidente, aumentar o disminuir la duración de las notas, cambiar la intensidad de toda una seccion de suave a fuerte, corregir la posición de las notas en el tiempo, insertar compases, copiar una sección entera y pegarla a continuación para producir una repetición, cambiar de tonalidad toda la pieza, cambiar el timbre con el que suena una serie de notas, etc. Esta capacidad de modificar la información grabada le confiere al secuenciador gran parte de su atractivo y es también una gran diferencia con un simple reproductor de música.

El secuenciador puede encontrarse en tres configuraciones, que pueden nombrarse como secuenciadores de software, de hardware e incorporados. Los secuenciadores en software son los que se ejecutan en una computadora o en un dispositivo móvil. Un secuenciador en hardware se hospeda en una unidad independiente: una “caja” con su pantalla, botones y teclado que tienen el único propósito de secuenciar –modelos muy famosos de este tipo fueron el Alesis MMT-8 y el Roland MC-500. El secuenciador incorporado es el que viene incluido en algún sintetizador o teclado electrónico.

En la actualidad se pueden encontrar programas que además de ser secuenciadores incluyen funciones de audio digital, notación musical e instrumentos virtuales, aplicaciones musicales que a menudo se confunden con el secuenciador –y por eso se hablará de ellas en artículos posteriores.

Para terminar, ¿quiénes utilizan los secuenciadores? Muchos profesionales dentro de la música: el arreglista que quiere probar ideas musicales, el compositor que necesita una maqueta sonora de su obra, el profesor que lo usa como herramienta de análisis musical en su clase o el intérprete que crea una pista musical sobre la cual pueda practicar improvisación. El secuenciador es, por lo tanto, una herramienta muy poderosa que todo músico debería conocer y utilizar.

 

 

Tecnología en la Educación Musical

Tecnología en la Educación Musical

A finales de la década de los ochenta, el profesor Jorge Pérez Delgado inauguró en la Escuela Nacional de Música de la UNAM el Laboratorio de Cómputo Musical, del que surgió el actual Laboratorio de Informática Musical y Música Electroacústica (LIMME) de la ahora llamada Facultad de Música.

Además de la ardua labor que implicaba convencer a directivos y autoridades para obtener el espacio y el presupuesto para dicho proyecto, Pérez Delgado se abocó también a crear un grupo de programas –desarrollados en computadoras Commodore 128– para apoyar el aprendizaje musical de los estudiantes. Los alumnos llegaron curiosos a ese laboratorio y empezaron a involucrarse con esa tecnología todavía inaccesible para muchos.  A 30 años de esas primeras incursiones, uno podría pensar que la mayoría de los maestros han incorporado estas herramientas tecnológicas a sus clases, pero desgraciadamente esto no ha ocurrido. Si los profesores utilizan videos y discos compactos en sus aulas, el siguiente paso podría ser que hicieran uso de algún programa de entrenamiento auditivo.

Recientemente pude ser testigo de cómo un grupo de estudiantes a punto de terminar su carrera técnica en interpretación –de una escuela de música de la que no diré su nombre– eran incapaces de escribir un dictado rítmico simple o un dictado melódico en modo mayor con sólo los tres primeros grados de la escala y no podían distinguir intervalos melódicos que no fueran octava o quinta. Según me informaron los propios alumnos, este tipo de ejercicios rara vez los hacían en clase, lo que explica su deficiencia en esos puntos; pero lo lamentable es que con sólo treinta minutos diarios, con la ayuda de un programa de entrenamiento auditivo podrían, trabajando individualmente en sus casas durante unos tres o cuatro meses, haber logrado un avance significativo en esas áreas y cubrir esas carencias en su educación.

Hay un conjunto de conocimientos musicales básicos que generalmente se aprenden en ejercicios de tipo estímulo-respuesta, como el aprendizaje de armaduras, métricas, nombres de notas y de intervalos, reconocimiento visual de escalas, etc., ejercicios que pueden ser practicados en programas de entrenamiento individual. El papel del profesor seguirá siendo importante ya que tendrá que presentar todos estos conocimientos de una forma que el alumno vaya relacionando significativamente uno con otro, dejando al alumno que a través del programa lleve a cabo la parte repetitiva, esto es, la parte que les hará dominar ese tópico en específico.

Por otro lado, el uso de secuenciadores –programas que graban y reproducen las interpretaciones llevadas a cabo en un teclado electrónico– también puede ser de gran provecho dentro del aula. Con un secuenciador el profesor de solfeo puede crear material para ejercicios auditivos y el maestro de análisis puede usarlo para, por ejemplo, aislar el sonido de una familia de instrumentos del resto de la orquesta en una obra sinfónica o resaltar lo que toca un instrumento en particular. Siendo estudiante, utilicé el secuenciador para aprenderme cada una de las voces de una fuga para órgano que estaba practicando: grabé las cinco voces y les asigné diferente timbre e incluso diferente localización en el campo de sonido estéreo. Aquí presento un ejemplo:

Fuga de órgano «orquestada» con un secuenciador

Un secuenciador también puede usarse para promover la experimentación del alumno, desde edades muy tempranas, dentro de la composición y el arreglo. Se le pueden dar al alumno varias secuencias o fragmentos de música y él los ordenará de una manera que le parezca lógica musicalmente. A una obra musical que se le proporcione, el alumno podrá añadir cambios dinámicos, accelerandi o ritardandi, o crear doblajes de instrumentos, trasposiciones, retrógrados, etc. En las escuelas de jazz y rock se pueden crear pistas musicales para desarrollar la improvisación de los alumnos. Y hasta en la clase de contrapunto puede utilizarse:

Un profesor dió la misma clase de contrapunto a dos diferentes grupos de estudiantes. El primer grupo fue enseñado de la manera tradicional: el profesor daba tareas, los estudiantes se iban, escribían, regresaban, ponían el ejercicio en el pizarrón, lo cantaban, lo tocaban y escribían mas. El segundo grupo fue enseñado en el estudio de cómputo. Lo que descubrimos fue que en el salón de clases tradicional, los estudiantes cuando mucho tocaban sus ejercicios una vez antes de entregarlos. Además los estudiantes no hacían cambios basados en esa única audición. Con la clase de contrapunto en el laboratorio de cómputo, los estudiantes escuchaban sus ejercicios al menos 25 veces antes de entregarlos, y hacían unas siete correcciones en promedio, basados en su repetida audición.[1]

El ejemplo anterior, aunque se puede llevar a cabo con un secuenciador, también puede realizarse con un programa de notación musical –como Finale, Sibelius o Musescore–, aplicación que actualmente se ha vuelto indispensable para todo estudiante de composición y cuyo uso es promovido y hasta exigido por los propios profesores.

Los programas multimedia representan también una ayuda enorme para el profesor en el aula o para el estudio individual del alumno. ¿Qué es lo que hace un programa multimedia? Digamos que en mi tableta electrónica leo un análisis de la novena sinfonía de Beethoven; pero qué pasaría si en el mismo medio tuviera acceso a la grabación de la misma, es más, a diferentes versiones de la sinfonía, además de la posibilidad de visualizar la partitura en el momento mismo de la escucha y hasta poder consultar el manuscrito del compositor. Por supuesto que tendría una experiencia de aprendizaje más integral; precisamente, esto es lo que proporciona un programa multimedia.

Aquí comparto algunos ejemplos:

https://youtu.be/3xNT6hqq6-Q

https://youtu.be/QeenVPHSCe8

He hablado de cuatro tipos de programas –de entrenamiento auditivo, secuenciadores, de notación musical y multimedia– que pueden enriquecer y facilitar el proceso de enseñanza-aprendizaje. Sé que ha sido una descripción muy general, encaminada principalmente a despertar tu interés, pero en las próximas semanas publicaré una serie de artículos dedicados a profundizar en varios de ellos. Así que no te alejes de este blog donde espero contar nuevamente con tu visita.

Notas

[1] Paul Bardick. Music and Computers. Jan/Feb 1998. Pag. 26. Profesor de Teoría, y de Tecnología Musical en el Conservatorio de Música New England, en Boston, Massachusetts.

El melotrón, emblema del rock progresivo

El melotrón, emblema del rock progresivo

Así como la imagen de un violín simboliza la música de concierto y la de una guitarra eléctrica, al rock, hay un instrumento que se ha convertido en la representación del rock progresivo: el melotrón.

Es importante, antes que todo, tener la experiencia de escucharlo. Aquí te pongo un ejemplo clásico de su sonido:


Audio 1. (00:24 min.)

Sé que lo reconociste, esto fue la introducción de la pieza “Strawberry Fields Forever” de The Beatles como fuera interpretada por Paul McCartney en un melotrón con sonido de flautas.

Sin embargo, el melotrón puede sonar de formas muy diferentes. Escucha con atención, a ver si puedes reconocer los trece timbres distintos que aparecen en este ejemplo (al final del artículo puedes cotejar la lista de los instrumentos escuchados).


Audio 2. (1:27 min.)

Un instrumento con tal variedad tímbrica nos llevaría a relacionarlo, de manera correcta, con el sintetizador o con el llamado sampler, aunque hay diferencias importantes que detallaré a continuación.

El melotrón es un instrumento musical de teclado que entra en la categoría de los electrófonos. Es electrófono porque su sonido sólo puede llegar a nosotros por medio de un amplificador y bocinas — y aunque a algunos sí los podemos escuchar sin amplificar, por lo general no se usan así ya que su volumen es muy pequeño. Los electrófonos se dividen en dos categorías: eléctricos, cuando el sonido se produce por medios tradicionales (soplando, frotando, pulsando o percutiendo) y dicha vibración es captada por un micrófono o pastilla que lo convierte en señal eléctrica; y electrónicos, cuando el origen del sonido es un oscilador controlado eléctricamente, es decir, no se requiere convertirlo en señal eléctrica porque desde un principio ya lo es.

Entonces, el melotrón es un instrumento electrónico y, por lo tanto, electrófono.

Ya se escuchó, ahora hay que verlo.

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Se observa que consta de 35 teclas, empieza en la nota sol, luego dos octavas completas, y otro fragmento de octava, hasta una nota fa. El modelo Mark II (MkII) consta de dos teclados adyacentes, también cada uno de 35 teclas.

El siguiente punto es ¿cómo produce timbres tan diferentes? Esta pregunta me lleva a hablar de su funcionamiento. Para cada tecla del melotrón hay una cinta magnética que contiene una grabación de algún instrumento con una altura (frecuencia) correspondiente a la de la tecla. Se pulsa la tecla y la grabación, de un máximo de ocho segundos, se reproduce. Al soltar la tecla, la cinta es llevada a su punto de inicio y está lista para ser tocada nuevamente, de tal forma que si queremos tocar un acorde de gran duración tenemos que soltar y pulsar nuevamente las teclas que forman el mismo. Hay quienes creen que el final de la cinta se adhiere al principio de esta para crear un ciclo (bucle o loop), pero no es así, es una cinta que se reproduce desde el inicio con cada pulsación de la tecla.

Estas cintas magnéticas son prácticamente iguales que las que se tienen en los casetes de video (VHS o Beta) o de las casetes de audio — si tienes menos de veinte años, estimado lector, te recomiendo le preguntes a tus padres qué es un casete, y verás que estarán encantados de explicártelo —, aunque sus medidas son diferentes. Las cintas que utilizaban los melotrones constaban de tres tracks o pistas, esto significa simplemente que el ancho de la misma, de 0.95 cm., estaba dividido en tres secciones y en cada una de ellas se podía tener una grabación de un instrumento diferente. La cabeza lectora se movía de izquierda a derecha para reproducir el sonido que se le pidiera e incluso se podía colocar entre el espacio de dos tracks para poder reproducir dos sonidos de la cinta al mismo tiempo.

The Moody Blues, Génesis, King Crimson, Yes, Premiata Forneria Marconi, Flower Kings, Anglagard, entre otros, son ampliamente conocidos por el uso de este instrumento que se volvió un sello del género, y se puede decir que, si tocas rock progresivo, el interpretar alguna sección de una pieza con melotrón te hará ganar casi en automático la aprobación de los fans.

El melotrón puede considerarse como el padre del actual sampler, instrumento electrónico que también utiliza grabaciones de instrumentos acústicos pero en forma digital. La tecnología usada es diferente pero la idea es la misma.

El melotrón fue diseñado y construido a principios de los sesenta por los británicos Leslie, Frank y Norman Bradley, basados en el instrumento Chamberlin creado por el estadunidense Harry Chamberlin en 1951. ( http://120years.net/the-chamberlin-harry-chamberlin-usa-1951/ )

Para los músicos, una pregunta de suma importancia es: ¿cuánto cuesta un melotrón?

En el siguiente cuadro — realizado con información de Mark Vail (2000) y Keyboard Magazine — se pueden apreciar diferentes modelos, con sus precios originales en los Estados Unidos y número aproximado de unidades fabricadas.

Modelo y Año Precio Fabricados
Mark I, 1963 1500 a 2000 dlrs. 10
Mark II, 1964 1500 a 2000 dlrs. 650
Model 300, 1968 2500 dlrs. 160
Model 400, 1970 4000 dlrs. 1850
Mark VI, 2004 5200 dlrs. ¿?

En un giro interesante de la historia, el melotrón, que era resultado de grabaciones de otros instrumentos, terminó siendo objeto del mismo proceso al ser grabado y digitalizado por instrumentos como el Proteus Vintage Keys, el Nord Electro, y diferentes programas y bibliotecas de sonidos, que nos permiten escucharlo y tocarlo a precios mucho más accesibles.

Referencias

Vail, Mark, Vintage Synthesizers: Pioneering Designers, Groundbreaking Instruments, Collecting Tips, Mutants of Technology, Second Edition, 2000, Miller Freeman Inc., Estados Unidos.

http://120years.net/the-mellotron-chamberlinleslie-bradleyuk1963/

Lista de instrumentos incluidos en el Audio 2

  1. Mandolina
  2. Flauta de pico (más conocida como flauta dulce)
  3. Saxofón Tenor
  4. Fagot,
  5. Trombón
  6. Tres Violines
  7. Violoncello Solo
  8. Campanas tubulares
  9. Marimba
  10. Vibráfono
  11. Coro de niños
  12. Metales con Arpa
  13. Copas musicales.

Mi visita a la exposición musical de Los Angeles (NAMM)

Mi visita a la exposición musical de Los Angeles (NAMM)

Hace veinte años, poco más, tuve la fortuna de que mis jefes me invitaran a acompañarlos a  la exposición de productos musicales de Los Angeles (NAMM). Esta reseña es producto de ese viaje, y aunque algunas cosas han cambiado, como los nombres de algunos productos, la potencia de las computadoras y demás, me parece que esto podría haberme ocurrido en la edición 2016 de dicha feria. Aquí va mi crónica, que espero sea de tu interés.

Mi visita a la exposición musical de Los Angeles (NAMM)

Bluesero NAMMApenas daba el primer paso y ya no sabía a donde dirigir mi mirada: enfrente de mí un grupo de greñudos con vestimentas rockeras me hacían dudar si no tendría ante mí a los integrantes de Guns’n Roses, a mi izquierda en el local de Gibson Guitars un blusero desconocido arrancaba lágrimas a su guitarra, a mi derecha en un local de iluminación podía admirar la alucinante mezcla de colores, giraba sobre mí para buscar a mis acompañantes cuando un par de chicas bellas y esculturales me obligaban a detenerme,  hacer uso de mi escaso inglés, y entablar una corta plática con ellas, para que después

Después recordé que tenía que trabajar, no por otra cosa estaba aquí en la NAMM (National Association of Music Merchants), la feria anual de la industria de la música: instrumentos musicales, tanto acústicos (percusiones latinas, violines, metales, pianos….añadan el que quieran a ésta lista), como electrónicos (órganos, sintetizadores, guitarras y bajos eléctricos, instrumentos MIDI, etc.), equipo de iluminación y de audio, editoras de música, todo aquello relacionado con la grabación, publicaciones musicales, computadoras, programas informáticos que iban desde entrenamiento auditivo hasta grabación digital. Encontrándome en ese ambiente, lo que tenía que hacer era poner las manos sobre aquellos «sintes» nuevos, agarrar las baquetas y tupirle a la batería eléctrónica de Roland, atender a las demostraciones que hacía MOTU de su programa Digital Performer, o del nuevo engendro de Coda llamado Vivace, el cual me dejaría completamente asombrado.

Completamente asombrado, así me quedé cuando presencié a un clarinetista interpretar un concierto de Mozart «acompañado» por una pequeña cajita conectada a una computadora Macintosh, la que nos daba la completa orquestación de la obra; este sistema, llamado Vivace, provee un acompañamiento que percibe los cambios de tempo del solista (que puede ser cualquier ejecutante de instrumentos de alientos-madera o metales) y de ésta manera sigue al interprete tal como lo haría nuestro pianista o una orquesta real. Vivace nos da así el contexto armónico-rítmico para tocar afinados y al tempo correcto; por otro lado, si queremos que Vivace no nos siga, podemos ajustarlo a cualquier velocidad metronómica y estudiar de ésta manera algún pasaje o movimiento específico. El repertorio de obras para Vivace está disponible en cartuchos (como los cartuchos de los videojuegos), y se encuentran desde obras de Hindemith hasta de Bolling; por cierto que hay toda una colección de acompañamientos para jazzistas, tan sólo hay que imaginarse lo que podría hacer un saxofonista con toda una banda de jazz a su disposición, le podria dar rienda suelta a sus improvisaciones.

Improvisaciones jazzísticas de un saxofón, apoyadas por un contrabajo y una batería, llegaron a mis oídos desde un stand cercano; quise entrar en el local de Yamaha de donde provenía ésta música, pero la gente estaba concentrada en los dos accesos, por lo que no tuve más remedio que escucharlos desde afuera. Se dejaron oír los aplausos, todo mundo empezó a salir de aquel lugar, y yo, decepcionado por haber llegado tarde a ese concierto, entré para averiguar quienes eran los músicos: mi sorpresa fué mayúscula, ¡Tenía frente a mí nada menos que a John Patitucci!

Patitucci NAMMJohn Patitucci, ustedes lo conocen bien, el famoso bajista y contrabajista de jazz, acompañado por Alan Pasqua en los teclados y Peter Erskine en la batería; pero esperen, ¿Donde se encontraba aquel saxofón que yo había escuchado?. Pues resulta que se encontraba dentro de un teclado de Yamaha: el sintetizador VL1. Este sintetizador tiene como particularidad que para producir su sonido requiere que el tecladista, aparte de accionar las teclas con sus dedos, proporcione una corriente de aire a través de un dispositivo que tiene en sus labios llamado Breath Controller. De ésta manera se puede tocar una tecla y variar la intensidad de la nota desde un piano  hasta un fortísimo, ya que ésto lo controlamos con el flujo de aire que nosotros emitimos; y en cuanto a la articulación y al fraseo tenemos casi tantas posibilidades como tiene un ejecutante de alientos. Simplemente, con otro tipo de sintetizador no tendríamos estas posibilidades de expresión.

Francesco NAMMExpresiones faciales. Si quisiéramos reunir un buen catálogo de éstas, nos bastaría con asistir a un concierto del organista Joey de Francesco, al que me encontré tocando standards de jazz en un pequeño local de los órganos Hammond; es realmente divertido ver las caras que hace mientras interpreta, que van desde la calma espiritual hasta la misma imagen del orgasmo.

Org….orgullosamente podría mostrar después las fotografias que me había tomado con De Francesco, Patitucci, Erskine, Frank Gambale, Alan White y ¡¡Keith Emerson!! (¡Mi ídolo de toda la vida!), pero por el momento mi obligación era aprovechar las últimas horas en la feria, ya que al día siguiente abandonariamos la convención de la NAMM. A continuación visité los locales de Roland, los nuevos programas de Emagic con su Notator Logic a la cabeza, los sintes de Korg, los sistemas de grabación digital de Digidesign, el estudio de ensueño de Alesis lidereado por sus grabadoras digitales ADAT, y la compañía Musitek con su programa MidiScan.

MidiScan es un programa interesante. Su función es que en cualquier partitura que «leemos» por medio de un aparato llamado scanner, MidiScan reconoce los signos y las notas musicales haciendo posible que la computadora interprete esa partitura. Y podemos aún ir más allá, la computadora puede tocar al tempo que queramos, la podemos transportar a cualquier tono y hasta podemos, con ayuda de otro programa, imprimar la partitura en el nuevo tono, y todo con una rapidez fabulosa.

Fabulosa, esa es la palabra exacta que describiría esta feria de productos musicales en Los Angeles, California. Lo único lamentable es que uno no tenga la capacidad suficiente para abarcar la enorme cantidad de información disponible allí; ni que decirles que el último día de los cinco que duró la feria, mi cabeza daba vueltas y me perdía en un interminable mar de frases:

May I help you?…, Yes, you should have 512 Mb of RAM…, Do you need some information?…., It provides fully synchronized playback and recording of digital audio and MIDI…., Are you from Mexico? We have a Spanish version…., May I help you?…, Of course, is compatible with MPU-401 software…, I think is really cheap, only cost 9,000 dollars…., May I help you?….., It’s very easy to use…., Are you alone?, Would you like a cup of coffee?

Coffee? Ustedes perdonen, pero las dos últimas frases son las que pronuncié frente a un par de muchachas repletas de silicón, las cuales estaban realmente interesadas en estrechar los lazos de unión entre México y Estados Unidos y a cuyos deseos yo no podría negarme.  It was terrific!

Chicas NAMM