Se sabe que el disco «Tarkus», obra fundamental del grupo británico Emerson, Lake and Palmer, estuvo a punto de no existir porque Greg Lake pensaba que esa música era más apropiada para un disco solista de Emerson que para el grupo. Afortunadamente Lake cambió de parecer, pero este sólo fue uno de los desacuerdos  que surgieron en este grupo como podemos ver en el siguiente texto tomado de la autobiografía de Keith Emerson (2003, p. 189-191).

Le cedo la palabra al señor Emerson.

**************

Nuestro sonido era contenido, controlado; podíamos ver y escuchar a nuestro público directamente. Lo hicimos tan bien que, de regreso en nuestro camerino, sudando en abundancia, el promotor nos pidió volver al escenario para un encore.

«No tenemos nada más para tocar», le dijo Greg, empezando a recoger su equipo.

«Pero deben hacerlo. Allá afuera están enloquecidos por ustedes.»

Me eché en una silla, y mientras escuchaba el sonido y silbidos de la feliz muchedumbre me di cuenta que no nos iban a dejar ir.

«Toquemos el Nutrocker.», sugerí.

«Yo no voy a tocar esa basura otra vez», gruñó Greg.

«Por favor, por favor, ustedes deben de regresar», suplicó el promotor.

Greg continuó terco: «¡No!, Nosotros ya dimos nuestro show. Los vamos a dejar queriendo más.»

La multitud creaba ahora un sonido rítmico, sacudiendo los cimientos del pequeño camerino.

«¡Por favor!», gimió el promotor.

«No creo que tengamos otra opción, Greg. Regresemos y toquemos el Nutrocker.»

«¡Fuck it!», gritó Greg desafiante, agarrando su bajo eléctrico.

Cuando reaparecimos en el escenario el público se volvió loco. La introducción del Nutrocker los llevó a un frenesí de placer. Pero al voltear hacia el otro lado observé que Greg se encontraba tocando detrás del escenario, con la cabeza baja, malhumorado. La cólera empezó a brotar dentro de mí, una cólera que, si yo no estuviera tocando, podría haberme hecho escupir fuego y cocinar curry.

Al final del Nutrocker, sin siquiera decir «Buenas noches» al público, Greg arrojó su bajo y  abandonó furioso el escenario. Yo fui detrás de él. Agarrando mi botella de vino tinto del camerino, la estrellé en un radiador metálico y me acerqué a él mostrándole el extremo afilado.

«¡You fucking cunt!, ¡You fucking unprofessional cunt! No vuelvas NUNCA a hacerme eso de nuevo. «

Greg se puso blanco, sin decir una palabra. Uno de los técnicos intervino a tiempo para detenerme. Yo continuaba gritando la tonada de «¡You Fucking Bastard!» en el tono de Fa, mientras me conducían a un carro para llevarme al hotel.

A la mañana siguiente, mientras nos llevaban a todos al otro concierto, me encontraba en el auto sentado, mirando fijamente hacia afuera de la ventana.

«Yo pienso que si más adelante tenemos desacuerdos en una presentación, debemos esperar hasta que tengamos una oportunidad de relajarnos y entonces discutir el asunto tranquilamente en privado», se escuchó la desilusionada voz de un bajista.

No dije nada. Nutrocker llegó a ser uno de los números más queridos al final de nuestros conciertos. De hecho fué Número 1 cuando se emitió como sencillo en ciertas partes de Europa en 1972.

Este incidente limpió la atmósfera, y por el resto de la gira llegamos a ser amigables. MUY amigables.

Keith Emerson, Pictures of an exhibitionist, John Blake Publishing, London, England, 2003.

Un comentario en “Los Caprichos de Greg Lake

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