El punk mató al rock progresivo: la gran mentira

El punk mató al rock progresivo: la gran mentira

Ocurre a menudo que cierta idea ampliamente difundida, después de investigarla un poco se encuentra que no tiene ningún fundamento que la respalde. Cito algunos ejemplos. Estamos acostumbrados a ver una representación de un vikingo portando un casco con dos cuernos; pues los cascos nunca fueron así, esa imagen surgió de un pintor que quería hacer que los vikingos se vieran más atemorizantes. En la escuela primaria nos hacían aprendernos la biografía de Francisco I. Madero pero… ¿sabíamos que significaba la letra “I” en su nombre? ¿Israel?, ¿Ifigenio?, ¿Inocencio? ¡Ah, Indalecio!, ¿verdad?, eso es lo que nos dijeron en la escuela. Pues ocurre que se encontró su acta y su fe de bautismo y se vio que su segundo nombre era Ignacio. También nos cuentan que el niño héroe Juan Escutia se envolvió en la bandera nacional y se aventó desde no sé dónde del castillo de Chapultepec; pero ¿alguien lo vió realmente?, ¿qué testigos tenemos de ello?, ¿será una historia creída por todos pero sin una base real?

Si presento esto como introducción es porque creo que hay una idea sobre el rock progresivo que es una falacia. En realidad, creo que hay muchísimas mentiras que se han dicho sobre el progresivo pero analizaré sólo una: la afirmación de que el rock punk acabó con el rock progresivo.

Morat (2000, p.39) nos presenta un ejemplo típico de esta idea: “Hace mucho tiempo, cuando los dinosaurios (Emerson, Lake and Palmer, Genesis et al.) gobernaban la Tierra, los Pistols fueron quienes los llevaron a la extinción.” Y en un documental de la BBC, un supuesto experto afirma “Casi de la noche a la mañana, después de los Sex Pistols, el rock progresivo se detuvo abruptamente”. Variaciones de estos enunciados los encontramos a cada momento en libros y documentales de rock —incluso en aquellos que no menosprecian al progresivo.

Digamos que aceptamos dicha declaración. Si el punk acabó con el progresivo, ¿en qué aspectos se notaría esto? Se me ocurre lo siguiente:

  1. Al surgir el punk las ventas de los álbumes de rock progresivo caerían drásticamente o, de plano, estos grupos dejarían de grabar álbumes.
  2. Los conciertos de los grupos progresivos estarían semivacíos porque se fueron a escuchar a bandas de punk.
  3. El punk llega a ser tan dominante que los roqueros progresivos abandonan su estilo para dedicarse a tocar punk.

Revisemos el primer punto: ¿cuántos álbumes vendieron los grupos de progresivo del año 1976 en adelante? Uso como punto de partida el año de 1976 porque es cuando los Sex Pistols lanzan su primer sencillo y por su polémica aparición en televisión, en diciembre del mismo año, que se tradujo en una gran atención de los medios. Veamos estos datos —tomados de la Wikipedia en Inglés.

Grupo Album Fecha Ventas
Jethro Tull Songs from the Wood Febrero 1977 Disco de Oro (U.S.A., Canadá)
Heavy Horses

 

Abril 1978 Disco de Oro (U.S.A.), Disco de Plata (U.K.)
Live – Bursting Out Septiembre 1978 Disco de Oro (U.S.A., Canadá), Disco de Plata (U.K.)
Stormwatch

 

Septiembre 1979 Disco de Oro (U.S.A., Canadá)
Genesis A Trick of the Tail

 

Febrero 1976 Disco de Oro (U.S.A., U.K., Francia)
Wind & Wuthering

 

Diciembre 1976 Disco de Oro (U.S.A., U.K., Francia)
…And Then There Were Three…

 

Marzo 1978 Disco de Oro (Alemania, U.K., Francia). Disco de Platino (U.S.A.)

Se pueden consultar las discografías de Yes, Pink Floyd y Emerson, Lake and Palmer y se verá que ocurre algo similar: obtienen discos de oro, de platino y de plata. Incluso “Love Beach” de ELP, que es considerado por muchos como un álbum fallido, fue disco de oro en Estados Unidos.

Vayamos al punto dos: ¿qué ocurrió con los conciertos de los grupos progresivos a partir de 1976?

La gira norteamericana de Emerson, Lake and Palmer de 1977 es tan grande como las anteriores e incluye cuatro fechas en el Madison Square Garden y dos en el estadio Olímpico de Montreal. (Forrester, Hanson & Askew, 2001) También en esos años, el número de conciertos y el tamaño de los foros en que se presentan Yes y Pink Floyd son igualmente impresionantes.

De tal forma que, no se puede establecer ninguna relación entre el surgimiento del punk y las ventas de discos y boletos de los grupos progresivos porque estas continuaron igual de bien que antes. Lo volveré a decir: el rock progresivo seguía teniendo un gran impacto comercial así que no hay manera de establecer ninguna influencia sobre este del rock punk.

Como afirma Sean Albiez (2003, p. 360) “De hecho, el punk no podía competir comercialmente, a finales de los 70 y principios de los 80, con Pink Floyd, Genesis o Yes, artistas de pop/rock como ELO, Abba y David Soul, o con la música disco.”

Punto número tres: por supuesto que ningún grupo progresivo cambió su estilo para tocar punk. Aunque es notoria una simplificación del rock progresivo en varios elementos de su música, habría que demostrarse si esto se debió al punk. Para Edward Macan (1997, p. 186-87) esta simplificación se debió a dos derivados del rock progresivo, el «Stadium rock»— Kansas, Boston, Styx, Rush, Toto, Journey, R.E.O. Speedwagon, Foreigner, Heart, etc. — y el “Pop Sinfónico Británico” — Electric Light Orchestra, Supertramp, 10 cc, the Alan Parsons Project, entre otros.

En resumen, el punk no llegó a tener gran influencia en esos años como a muchos les encanta decir. Dave Laing en “One Chord Wonders” (2015, p.46-7) afirma que “Hacia finales de 1977 estaba claro para la industria discográfica que el punk no se convertiría en ningún ‘Próximo Gran Suceso’ de la música. No había alcanzado ‘la prevista dominación por los punks y sus asociados’ descrita por un complacido comentarista”; y más adelante nos dice que “El rock punk, por tanto, no había conseguido emular el tipo de éxito comercial del anterior Next Big Thing, y por lo tanto su impacto estilístico en el mainstream musical fue limitado.”

Una vez visto que no hay fundamento alguno para decir que el punk acabó con el progresivo, la pregunta que sigue es ¿de dónde y por qué surgió esta mentira?

Tommy Udo (2017) nos cuenta que “Fue en las páginas de NME, Melody Maker y Sounds que nos dijeron que el progresivo era el enemigo de clase y se nos alentó a sentir odio.” El autor Sean Albiez concuerda:

La polarización entre el progresivo y el punk difundida en el período 1976-1977 puede tener tanto que ver con las políticas internas de clase y de género en las oficinas de Melody Maker (Caroline Coon contra … ¿todos los demás?) como con una verdadera oleada de sentimiento anti-progresivo. (Johnstone 1995, pp. 217-18). El análisis de Coon de la emergente escena punk como una deliberada patada de la clase obrera en la cara de los progresivos, universitarios de clase media, (una narración que Lydon emplea, pero que contradice implícitamente) parece un tropo definitorio que frenó el debate (…) La narrativa iconoclasta de Coon predeterminó los discursos futuros de la historia del punk, y se reproduce a menudo en populares historias televisivas del rock y del punk. (Albiez, 2003, p.359)

Como se ve, tenemos una idea inventada y difundida por la prensa de rock. Estos falsificadores de la historia continúan desde entonces repitiendo su mentira con absoluto descaro, mentira que otros, posiblemente sin mala fe pero con esa pésima costumbre de repetir sin verificar, reproducen una y otra vez.

Por mi parte, no me queda otra más que concluir, con base en la evidencia que te he presentado, que el punk ni cosquillas le hizo al rock progresivo.

Referencias

Albiez, S. (2003). Know history!: John Lydon, cultural capital and the prog/punk dialectic. Popular Music, 22(3), 357-374.

Forrester, G., Hanson, M., & Askew, F. (2001). Emerson, Lake and Palmer: the show that never ends. London: Helter Skelter.

Genesis discography. (2017, June 02). Retrieved June 20, 2017, from https://en.wikipedia.org/wiki/Genesis_discography

Jethro Tull discography. (2017, June 01). Retrieved June 20, 2017, from https://en.wikipedia.org/wiki/Jethro_Tull_discography

Laing, D. (2015). One chord wonders: power and meaning in punk rock. Oakland: Pm Press.

Morat. (2000). 1. The greatest punk album ever: Never Mind the Bollocks’. Noise Pollution: the Punk Magazine, 39-39.

Tommy Udo, T. (2017, June 07). Did Punk Kill Prog? Retrieved June 20, 2017, from http://teamrock.com/feature/2017-06-07/did-punk-kill-prog

 

 

La corrupción de nuestros políticos produce jóvenes deshonestos

La corrupción de nuestros políticos produce jóvenes deshonestos

“El tema de la corrupción, lamentablemente, es un cáncer social que no es exclusivo de México; lo es, yo creo, de todas las naciones, un tema casi humano, que ha estado en la historia de la humanidad.”, así lo dijo el presidente de México en una entrevista en agosto de 2014. Esta afirmación y frases como “La corrupción somos todos” —que se ha utilizado en campañas masivas — parecen apuntar a que la corrupción es inherente a la naturaleza humana. No obstante, alrededor del mundo los niveles de corrupción en diferentes países y los grados de honestidad de sus habitantes son muy variables, por lo que afirmar que existe en todo el mundo es evadir el problema.

En la entrevista citada el periodista León Krauze replicó al presidente Peña Nieto: “En Estados Unidos habitan más de 13 millones de mexicanos dispuestos a pagar impuestos, a no transgredir las señales de tráfico y a obedecer las leyes; por tanto, la corrupción no habría de ser un asunto relacionado con la cultura de las personas sino con el funcionamiento de las instituciones.”

Ricardo Raphael, autor de “El Mirreynato: la otra desigualdad” apoya la misma idea: “¿Por qué basta que un mexicano cruce la frontera del país para que su comportamiento se vuelva más honesto?” (2015, p. 129)

Un artículo publicado en el número 322 de la revista Science afirma que la inclinación de las personas a violar normas está influenciada por su entorno inmediato: “Las personas son más propensas a dejar caer la basura, evitar devolver sus carritos de compras e incluso traspasar en la propiedad privada cuando hay signos evidentes de desorden en su entorno, como graffiti.” (Keizer,K., Lindenberg,S. & Steg,L. Science 322, pp. 1681–1685; 2008 )

Entonces, el entorno influye pero ¿hasta que grado una sociedad corrupta modifica los niveles de honestidad? Simon Gachter y Jonathan F. Schulz se aventuraron a investigarlo (Nature, 531, pp. 496-499; 2016). Comenzaron por hacer una clasificación de 159 países de acuerdo a sus niveles de corrupción, evasión fiscal y fraude político, y a esto le llamaron índice de «predominio de violaciones a las normas» (PVN). Para ello utilizaron datos del año 2003.

De ese listado escogieron a 23 países representativos, en cada uno de ellos se tomó una muestra de adultos jóvenes – el promedio fue de 21.7 años – y después de forma individual se realizó con ellos el siguiente procedimiento. Uno por uno, a cada persona del grupo se le sentó en un cubículo donde tenía que tirar un dado dos veces y después reportar el número obtenido en la primera tirada. Según el número reportado el participante obtenía un pago: si reportaba uno obtenía una unidad monetaria, si decía que dos se le daban dos unidades monetarias y así sucesivamente, excepto que si reportaba seis no se le pagaría nada. El participante sabía que nadie más que él podía observar los resultados de los dados, por lo que se podría sentir tentado a mentir y reportar un número más alto para obtener más ganancia. Aunque de manera individual no se podría saber si mentían o no, el conjunto de todos los individuos de la muestra si arrojaría datos significativos. En un grupo “totalmente honesto” el porcentaje de cada número del dado sería de un sexto del total y en un grupo “totalmente deshonesto” todos los participantes, motivados por obtener la máxima ganancia, reportarían el número cinco del dado. De esta forma se obtiene una medición de la honestidad intrínseca en cada país.

Es así que ya tenemos dos series de datos, el índice de «predominio de violaciones a las normas» y la medida de honestidad intrínsenca, ¿cómo se relacionan unos con otros? El resultado encontrado fue que la honestidad individual es más fuerte en los países con bajo predominio de violación de normas (PRV) que en los países con alto PRV.

Una vez hecha la correlación entre honestidad intrínsenca y PRV, ¿cuál es el causante de cuál?

Los datos tomados para el índice PRV son del 2003 pero los individuos en los que se midió la honestidad intrínsenca participaron en el experimento entre el 2011 y el 2015. Si en el 2011 los participantes tenían 21 años –en promedio–, en el 2003 tendrían alrededor de 13 años, esto es, eran tan jóvenes que no podrían estar involucrados en actividades de evasión fiscal o fraude político que pudieran afectar la puntuación de su país en el índice PRV; por lo tanto, el probable camino causal es que el nivel de violaciones de normas de su país incidió en su nivel de deshonestidad individual.

En un spot de una campaña anticorrupción se escucha “Si de verdad quieres cambiar a tu país, cambia tú primero” y después muestra en pantalla el mensaje “La corrupción somos todos”. Pero ¿será posible el cambio individual cuando el entorno, las instituciones y la clase política se muestran continuamente como ejemplos de corrupción? O, como nos dice Ricardo Raphael: “La corrupción es posible en una sociedad donde la impunidad protege a los poderosos frente al castigo, y mientras mayor es el privilegio más grande es la impunidad. (…) Acaso, en vez de hablar de una cultura de la corrupción, sería necesario hacerlo de una estructura social que promueve (o inhibe) este fenómeno.”

Las conclusiones del artículo de Gachter y Schulz van en la misma dirección: “Las instituciones débiles y los legados culturales que generan violaciones de las normas no sólo tienen consecuencias económicas adversas directas sino que también pueden perjudicar la honestidad intrínseca individual que es crucial para el buen funcionamiento de la sociedad.”

Parece ser que la corrupción política engendra deshonestidad individual, como quién dice: la corrupción corrompe.

Bibliografía

Gaechter, S., Schulz, J. (2016). Intrinsic honesty and the prevalence of rule violations across societies. Nature, 531 (7595). 496-499.

Keizer,K., Lindenberg,S. & Steg,L. (2008). The Spreading of Disorder. Science, 322. 1681–1685;

Raphael, Ricardo, El Mirreynato: la otra desigualdad, México, Editorial Planeta Mexicana S.A. de C.V., 2015.

*********

Disculpa pública

No te has equivocado, estimado lector: este es un blog sobre música y músicos en México. Por eso te ofrezco una disculpa al publicar un artículo de esta naturaleza y también te explico mis razones.

  1. Todo músico es influido por la sociedad en la que vive, y un tema tan importante como la corrupción determinará aspectos del desarrollo del músico. En una publicación anterior ya hablé de la payola, práctica corrupta del ambiente musical, y posteriormente tocaré los temas del nepotismo y compadrazgo en la música, así que el artículo de hoy dará una base importante para contextualizar aquellos.
  2. Los músicos también necesitamos emitir nuestra opinión en asuntos que competen a la sociedad mexicana.

Te pido tu comprensión y prometo regresar a los temas musicales en mis próximos artículos.

¡Gracias por leerme!
Salvador Govea