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Después de leer su cuento ante la clase, lo que restaba era escuchar los comentarios a su trabajo. El alumno, al igual que sus compañeros, dirigió su mirada al profesor, quien caminaba lentamente sobre el estrado moviendo la cabeza, con una caja de cerillos jugueteando entre sus dedos. El maestro señaló un par de aciertos en el texto. Pero…, a tu cuento lo que le falta es calor, remató convencido. A continuación encendió un fósforo y lo acercó a la copia del cuento que sostenía en la mano, la que se quemó con rapidez. Dicho profesor era ¡Juan Rulfo!

        Más de cincuenta alumnos escuchamos esta historia de boca de nuestro maestro de literatura. ¿Juan Rulfo? Sí. El ídolo de todos nosotros, figura indispensable de la literatura mexicana, nos era mostrado como un ser humano que…, ¡no podía ser cierto!

        No tengo manera de confirmar la veracidad de esta anécdota pero, por coincidencia, se parece mucho a otra que ya me habían contado. Un viejo conocido recibió una beca para escribir una novela y al llevar sus avances a uno de sus asesores este le comentó, “Creo que sólo requiere unos cortes”, y dicho esto comenzó a romper las hojas en pedazos. No sé el nombre de tal asesor, pero entendí que era considerado como una de las luminarias de la literatura mexicana contemporánea. De cualquier forma, es mejor que no lo recuerde porque apenas dijera su nombre, los admiradores de dicho escritor se lanzarían a atacarme y acusarme de envidioso y calumniador. Sí, no exagero. No logro entender la razón, pero ocurre que aquellos comportamientos que censuramos de inmediato en cualquier persona, los toleramos y los justificamos cuando los lleva a cabo “El maestro”, “El doctor”, “El genio”, o “El virtuoso”. Y sucede a cada instante en el campo de las artes.

        En un taller de cuento, varios compañeros compartíamos la sensación de que Edmée (2), la profesora, disfrutaba descubrir errores en nuestros textos, lo que hacía notar de manera poco amable. He escuchado la justificación de este comportamiento: “Allá, fuera del salón de clases, en el mundo real, se van a encontrar con críticos feroces que tratarán de pisotearlos por el menor error. Es mejor que se vayan acostumbrando.” No concuerdo con este razonamiento. El alumno no puede ver a su profesor como uno de esos “críticos feroces”, lo que necesita es un ambiente de confianza y respeto que le permita abrirse para aceptar los errores que se le señalan y entender las técnicas que se le indican para corregirlos. El alumno no debería percibir al profesor como un enemigo.

          Tengo en mi poder una carta enviada por un estudiante de música a la dirección de su escuela, en la que denuncia el trato que recibió por parte de Ariel, su profesor de armonía. Comparto un pequeño extracto.

Todos alguna vez sufrimos algún vituperio, que iban desde la manera sádica o, si se me permite el término, perversa, de elegir un ‘voluntario’ para pasar al pizarrón a realizar algún ejercicio, hasta, calificar de ‘rebuznos’ los ejercicios hechos por el alumno/víctima. La situación en clase era tensa y el alumno que estaba en el pizarrón se encontraba totalmente aterrado, siendo víctima tanto del maestro, como de sus compañeros que preferían hacerse cómplices pasivos de estas finas formas de tortura psicológica. (…) Me encontraba totalmente bloqueado por el miedo, y esto, aunado al pobre contenido de la cátedra, me impedía obtener el aprendizaje que yo hubiera deseado.

         Creo que para todos es evidente que un ambiente de esta naturaleza no sólo inhibe el aprendizaje sino que puede provocar la deserción de la asignatura y hasta el abandono total de la profesión (¡he sabido de tantos…!).

         Conozco muchas historias más: la de Bruno, profesor de solfeo, que a la petición de un alumno de que le revisara una lección respondió “Ve a que te la revise tu perro”; la del compositor Julio, quien es reconocido a nivel nacional e internacional, pero también célebre por burlarse en clase de sus alumnos y ponerlos en evidencia. Sé del doctor Eduardo, quien a menudo lanzaba comentarios en clase que minimizaban el trabajo de mis compañeras y de las mujeres en general. Y recuerdo muy bien lo que sentí cuando llegué entusiasmado a mi primera clase de piano con el famoso jazzista Enrique, quien me recibió con la pregunta “¿Y tú también vienes a que te resuelva la vida?”

       El “maestro” Ariel, el “virtuoso” Bruno, Julio, “el genio” y “el doctor” Eduardo continúan hasta la fecha impartiendo sus clases. Posiblemente se dieron ya cuenta de su comportamiento y lo han modificado a favor de sus alumnos. O quizás sigan con su conducta de siempre, golpeando a artistas en desarrollo, truncando carreras, al amparo de instituciones educativas que los solapan y los encubren.

         No deberíamos dejarlo pasar: hacia estos comportamientos, sean del gran profesor o del renombrado genio, sí debemos ser intolerantes.

 

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Este artículo fue publicado originalmente el 2 de junio de 2015 en el blog de «goveamusic».

(1) En este artículo se habla fundamentalmente sobre el bullying ejercido por los profesores hacia los alumnos. Sé que para muchos autores el bullying debe ser “entre pares” y limitado a un ambiente escolar pero otros tantos toman un concepto más amplio, como Brenda Mendoza (2011) y Anne-Marie Quigg (2011), quienes fueron la base e inspiración para escribir este texto. Para cualquier duda y ampliación sobre el tema les dejo las referencias:

Mendoza González, Brenda, Bullying entre pares y el escalamiento de agresión en la relación profesor-alumno, Psicología Iberoamericana, vol. 19, núm. 1, enero-junio, 2011, pp. 58-71. Universidad Iberoamericana, Ciudad de México, México.

Quigg, Anne-Marie, Bullying in the Arts : vocation, exploitation and abuse of power, 2011, Gower Publishing Limited, Inglaterra.

(2) Los nombres de los profesores que se mencionan en el texto han sido modificados para no perjudicar a los que han sido víctimas de ellos, pero los hechos descritos son verídicos.

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23 comentarios en “Bullying en las artes: Profesores que humillan a sus alumnos

  1. Yo recientemente fuí bulleada por una maestra “famosa” y fué la peor experiencia de mi vida en cuanto clases de arte nunca me había pasado una situación así, todos los alumnos permitieron su abuso y la apoyaron como si no importara lo que ella hiciera, me sentí impotente inclusive después de que ya había pasado todo, quería publicarlo ya que según no hay leyes que amparen contra eso, ni si quiera para publicarlo me sentí apoyada porque también la mayoría me decía que iba a ser más perjudicial para mi, me asombré de cómo la gente puede ser tan borrega sin importar si están viendo que actúa mal esta “maestra” solo porque es famosa

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    1. De acuerdo, me parece justo hacerlo notar de inmediato a ver si reparan y corrigen su error. El maestro tbn. debe dar comprensión y guía con amor, así opino yo.

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  2. Mi comentario es sencillo , muchos maestros son o pueden ser grandes ejecutates o artistas, pero tambien es comun que no son maestros de carrera, no tienen conocimientos de Didactica y Pedadgogia, pero ademas la falta de vocación para enseñar, y la mayoria trabajar por necesidad y no por amor a la enseñanza, crea estos sitios de violencia educativa tan «comunes» pero no por eso correctos, el arte detona un desarrollo armonico e integral y no neuroticos desadaptados, falta la profecionaluzación educativa en las artes.

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  3. Faltarle el respeto a un alumno y hacerle la vida imposible argumentando que «Allá afuera en el mundo real te van a pisotear y te van a hacer pedazos» es tan absurdo como si tus padres con el mismo pretexto te echaran el coche, te asaltaran, te golpearan, discriminaran… etcétera. No se trata de decir «Allá afuera es así», sino «Vamos a prepararnos para aportar y mejorar este mundo»

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  4. Fuí alumno de la Escuela de Arte Teatral, del INBA, en la CDMX, en los años 1966-1969. Leyendo los comentarios de los alumnos que han sufrido acosos y descalificaciones por parte de maestros abusivos, me acordé del escritor Sergio Magaña, que impartía Seminario del teatro mexicano en aquella época. Y lo recordé porque a su clase le llamaban: «La nave de los monstruos». Acostumbraba él. desde la primera clase con los alumnos de nuevo ingreso, ir criticando a cada uno de los alumnos a causa de su físico y a desanimarlo por su pretensión de ser actor. Citaba como ejemplo, que él para su obra «Moctezuma» requería de actores con un físico envidiable y luego señalaba a algunos calificándolos de monstruos. Pero aquella actitud no se le tomaba muy en serio, más bien causaba risas, porquél mismo era chaparro y no tenía nada de envidiable en su físico. A mí, aquello no me afectó lo más mínimo. Ignoro si a alguno le causó algún trauma. BRP

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    1. Muchas personalidades destacadas del arte, la cultura y la investigación son psicópatas integrados o narcisistas perversos. Ser famoso y destacarse en algo no siempre implica ser sano y buena persona.

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  5. Hace uno tiempo, estuve inscrita en un doctorado. Dos de las titulares (una de ellas la coordinadora del mismo) eran las criaturas más agresivo-pasivas que he conocido: inseguras, incisivas y poco propensas al autoanálisis y a la autocrítica… Da tristeza ver gente con tan poca humildad y amor al prójimo cómo estás joyitas… 😦

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  6. Ay no inventen! Eso siempre ha sido en las escuelas de arte y que prentenden? Que los traten lindo? La verdad te ayuda a luchar de verdad por tus sueños, a ser fuerte ante las situaciones a no dejarte vencer tan fácil, sobre todo no quejarte como niña chillona

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    1. Te invito a que te informes en pedagogía, esta situación es la que tiene a México inmerso en un muy bajo nivel artístico, se están formando artistas frustrados y llenos de agresividad.. Pero de seguro eres de las personas que padecen síndrome de Estocolmo.

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    2. Se nota como te hace falta investigar sobre pedagogía y educación 🙂 el aula no es la vida, la vida te hace fuerte, el aula te ayuda a estar despierta para saber cómo ser fuerte. Te lo digo yo, que soy artistas y educadora, y tuve profesores así, pero no haría lo mismo con mis alumnos.

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  7. Me gusta mucho la música pero después de conocer desde dentro el abuso y maltrato de profesores de conservatorio hacia alumnos a los que quieren apartar de las carreras musicales me siento indignada y quiero denunciarlo

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  8. Hola! Yo estudio danza y recientemente me preguntaba donde esta la humanizacion e inclusion de la sociedad por medio del arte si en algunos centros de enseñanza, la competencia insana entre compañeros que se retroalimenta por el evidente favoritismo de los maestros hacia algunos alumnos y la tan humillante manera de tratar a los no favorecidos o no talentosos deja mucho que sentir. Creo que hay una linea muy delgada entre la exigencia a las particulares posibiidades de cada uno y la frustrante y constante cancion de que no sirves para el arte que hayas elegido. Sé de muchos casos que buscando profesionalizarse, claudican en el intento por cosas como estas, en este punto muchos podrian decir que se trata de gente sin vocacion, y que por el contrario tendrias que estar dispuesto a soportar y superar el maltrato. Y me pregunto, no es la tarea del artista la inclusion y transformacion del pensamiento a traves del mismo arte, donde encontrar la forma y posibilidad de manifestarte.
    Sigo aprendiendo de mis maestros, procurando discernir su pensamiento sin casarme con sus ideas y utilizando lo que me funciona para mi particular dialogo. Aun asi. No deja de doler cuando te dicen que no sirves, que no tienes pasion. Persevero en la idea de que igual que un dia me transformo a mi. Pueda alcanzar y transformar la vida de mucha gente.

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    1. Hay una gran diferencia entre tener adiestramiento y tener conocimiento. El primero se aprende como lo hacen los animales circenses. El segundo se aprende y se aprehende; y cuando se transmite se hace con amor, por ende con respeto y humildad. Ubicar a qué grupo pertenece el docente es clave; bien porque nos ayuda a tolerar con humor las funciones del circense hasta que termine el curso; o porque nos ayuda a construir realidad a través de su saber.

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  9. Wow que interesante. Tuve la oportunidad de cursar 3 años como estudiante técnico en Ópera en el Conservatorio de Música del Estado de México, y tambien la oportunidad de sufrir acoso y burla por parte de la profesora con la que estaba cursando dicha Carrera, a causa de la religion y creencias que hoy en día tengo.
    Debido a ésta profesora fui calificada como «no apta» para permanecer en la carrera, fuí «dada de baja» de la institucion educativa y debo decir que sufrí por durante mas de un año depresión por a dicha acción y a los comentarios despectivos por parte de la misma.
    Estoy completamente deacuerdo que la gente en el medio puede ser dura al momento de criticate, sin embargo difiero en la manera de apoyar al alumno.
    Al segundo año de mi estadia en el conservatorio tuve la oportunidady la necesidad, de trabajar como Maestra Sustituta de Música para el Gobierno del Estado de México, y pude aprender acerca de la de la empatía con un «profesor de Música». Sé que los catedráticos son expertos en técnicas en sus respectivas áreas, sin embargo considero que debe existir un «método» para contruir una buena relación con el alumno por que, al igual que Usted, considero que el Maestro debe tener una relacion estrecha y fuerte con el alumno, ya qué en ese momento «el Maestro» se convierte un ejemplo completo de vida para con el desarrollo y crecimiento del nuevo artista.
    Hoy en día pudé entender que no se trataba del «talento nulo» , «la falta de ritmo», o «la falta de oido musical». Me encuentro estudiando la carrera de Composicion Musical en Sydney Asutralia, y puedo decir que a pesar de todo lo sufrido por parte de dicha maestra, tambien permanecen conmigo sus buenas técnicas, y conocimientos adquiridos en esos 3 años. También puedo decir que tiempo después (despues de 1 año) tuve el honor de estudiar con una maestra diferente, que no solo con su ejemplo en el desarrollo de dinamicas vocales, sino con su ejemplo cotidiano, me ayudo a querer ser más como ella, y buscar a alguién a quién enseñarle lo que hasta en ese momento habia adquirido; y aunque ésta última Profesora enseña un tecnica muy diferente (Jazz, Blues, Gospel, R&B), me enseño a utilizar todo lo bueno que habia adquirido de la otra profesora, aprendiendo a comprenderla y amarla.
    Considero que los profesores deben impulsar al alumno, y que los alumnos deben valorar más a sus profesores.
    Un gusto poder escucharlo profesor. Saludos al Maestro Arturo Guerrero, y mucho gozo por su proyecto GOVEA.
    Ingrid Jimenez.

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    1. Eres buena persona Ingrid pues a pesar de todo aún reconoces las cosas buenas de tu antigua maestra. Eso habla muy bien de ti y de eso se trata la vida.Muchos éxitos en tu vida personal y profesional.

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    2. Muchas gracias por tu comentario, Ingrid, ejemplifica la problemática que se sigue viviendo en esa institución y otras de su tipo. Lamentablemente no hay mecanismos en esa escuela para que el alumno pueda inconformarse y exponer su situación a las autoridades. Hay mucho por trabajar en ese sentido.
      Me da gusto que hayas salido adelante de esas malas experiencias y continúes dentro de la música.
      Un gran saludo de parte del maestro Guerrero y de tu servidor. ¡Hasta pronto!

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  10. Esto es frecuente sobre todo en las carreras artísticas como música, teatro, danza, etc, además de muchas otras profesiones. Esos abusivos se enarbolan como «temperamentales», cuando es una neurosis mezclada con frustración, prepotencia, cobardía y soberbia cuando se trata de personas públicas acostumbradas a la adulación pero con poco sentido común, tal vez tengan habilidades más latentes y las condiciones favorables para desarrollarlas,no quiero decir talento porque todos los seres humanos los tenemos en mayor o menor medida dependiendo de las circunstancias; una cosa es el desear e impulsar apasionadamente que el alumno avance y pueda alcanzar sus metas y otra es la falta de capacidad de esos pseudo profesores que incluso acompañan el acoso escolar con el sexual a muchas alumnas; el problema es que los alumnos no denuncian por temor ya que las instituciones a pesar de sus políticas y supuestos avances contra la agresión y discriminación, se inclinan más por los argumentos de los profesores o que también hay que decirlo, alumnos resentodos pero este no es el caso, por lo general sí hay acoso de profesores todavía, es un circulo vicioso y las mismas escuelas y profesores no alcanzan a ver que sin alumnos, nada más no hay fuente de empleo para ellos y tampoco oportunidad de crecer profesionalmente enseñando, el interés de un alumno por alguna actividad también genera beneficios a los maestros. Aunque parezca difícil, la mayoría de las veces hablar directamente con los docentes abusivos en privado y con asertividad, disminuye el acoso mientras no los exhibas porque si les sigues la corriente delante de los demás inflas su irracionalidad, yo he tenido que lidiar con algunos en su momento y hablar directamente a solas sin mostrar temor, me ha funcionado, pero si siguen así,también me ha servido que lo mejor es tomar medidas radicales como denuncias ante autoridades más allá de la institución escolar, eso sí funciona justamente porque son muy cobardes, es cierto que uno se expone a reprobar la materia pero creanlo, es mejor hacer un examen extemporáneo que seguir soportándolos, al menos la próxima vez ya lo piensan antes de acosarte. Bueno ya me extendí, abur y saludos.

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  11. Véase que en el conser hay maestros que son así; piensan que por tener algún cargo más que maestro ya tienen el poder de todo y tratar al alumnado como ellos quieran. Una cosa es la exigencia en cuanto al conocimiento y otra es el trato verbal hacia los alumnos. Ejemplo son contestaciones sarcástica y de forma burlona del maestro de teoría del área de jazz. Ojala pudiera leer este comentario para que vea la opinión de alguno de sus tantos alumnos y reflexionaba respecto a su trato para con nosotros. La humildad debe ser parte primordial de un músico y más como docente.

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  12. Hola!
    Muy interesante artículo, por cierto, recién me lo compartieron, y agradezco a la persona que me lo compartió.

    A lo que tu comentas como «cómplices pasivos», me atrevo a decir, que algunos de ellos lo podrían ver natural y parte del proceso del aprendizaje el comportamiento injustificado del profesor hacia sus alumnos. Sí, en efecto lo ven tan normal que un profesor te humille y/o ridiculice delante de la clase y esto se vuelve un círculo vicioso.
    Se tiene una falsa idea que la exigencia tiene que ser a través de la violencia, agrediendo a un discípulo de forma psicológica y verbal, hasta tal vez otro tipo de violencia.

    Hace poco tuve una mala experiencia, relacionada con el tema del altriculo. En mi caso fué psicológico y para auto terapiarme y ayudarme busqué información que me apoyara y me encontré con este otro artículo:
    http://www.viu.es/cuando-te-lo-sepas-vuelves-violencia-psicologica-educacion-musical-2/
    Cuando lo leí recordé que en el camino me he encontrado con buenos profesores y exigentes, pero sin llegar al punto de faltar al respeto.

    La música no tiene porque aprenderse sufriendo y más si es algo que te apasiona.

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